La generación del sí a Cristo y la Iglesia

2013-07-20 L’Osservatore Romano.

Cada vez que se celebra, la Jornada mundial de la juventud suscita siempre un gran interés. Al mismo tiempo, sin embargo, abre algunos interrogantes: ¿cómo puede ser que, en este tiempo de secularización tan difundida, los jóvenes acojan de modo tan generoso y entusiasta las invitaciones del Papa? ¿Por qué los medios de comunicación dedican tanto espacio a estos encuentros? Y, ¿por qué la Iglesia contempla estas citas con tanta esperanza?  Tal vez la respuesta más inmediata es que las JMJ traen siempre grandes novedades, sorprenden, porque los jóvenes mismos son una novedad en el mundo, son portadores de nuevas esperanzas respecto al futuro.

Cada JMJ constituye un gran desafío para la pastoral juvenil de la Iglesia, porque los jóvenes deberían ser siempre una prioridad del compromiso evangelizador. Y se trata de una tarea no fácil, es más, muy exigente, que requiere de parte de los pastores gran coherencia y transparencia, porque la juventud es especialmente sensible a este aspecto : se pide un testimonio auténtico de fe.

Pero en este contexto es necesario abrir ahora una reflexión sobre el proyecto pastoral de Francisco I. El Santo Padre, ya en los primeros cuatro meses de su pontificado, ha demostrado que el mundo juvenil es para él una prioridad importante; y en sus intervenciones es posible localizar sus grandes líneas. Ante todo se ha mostrado como un maestro al comunicarse con ellos, con estilo sencillo, concreto, incisivo, con un lenguaje que sabe estar cerca. En segundo lugar ha sabido identificar una meta fundamental: abrirse al encuentro con Cristo. Un tercer aspecto se refiere a su insistencia sobre el hecho de que los discípulos de Cristo, deben tener un gran corazón, como decía el 7 de junio a los alumnos de las escuelas gestionadas por los jesuitas, añadiendo que deben «aprender a ser magnánimos», es decir, a no tener miedo para poder comprometer su vida en grandes ideales, manteniendo vivo el deseo de responder a lo que Dios nos pide, y precisamente por esto realizar bien todas las acciones cotidianas, los compromisos y encuentros con las personas.

Además, para el Papa Bergoglio, los jóvenes deben tener la valentía de ir a contracorriente en la cultura dominante de hoy y estar orgullosos de poder hacerlo con la ayuda del Señor. Deben saber ser, en definitiva, signo de contradicción en la sociedad cada vez más secularizada.

Por otro lado, el proyecto pastoral del Pontífice para los jóvenes contiene una invitación apremiante a caminar, a no detenerse nunca y a no tener miedo. En consecuencia no hay que temer a las decisiones definitivas, para toda la vida. El Obispo de Roma insiste mucho en el hecho de no ceder a la fascinación de lo provisional, sobre todo cuando se trata de las difíciles elecciones vinculadas al discernimiento vocacional.

Stanisław Ryłko.

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