Nos vemos en Cracovia 2016

La experiencia de la JMJ.

Ciudad del Vaticano, 29 de julio 2013 (VIS).- A las 10 h. el Papa celebró la Santa Misa para la XXVIII Jornada Mundial de la Juventud en la playa de Copacabana. La celebración estaba prevista en el “campus fidei” de Guaratiba, pero debido al mal tiempo se trasladó a la playa carioca. Participaron tres millones de peregrinos porque casi un millón más de personas se unió a los dos millones de jóvenes que habían transcurrido la noche en la playa después de la vigilia del sábado. Asistieron además 1.500 obispos y 15.000 sacerdotes. Entre las autoridades se encontraban los presidentes de Brasil, Argentina, Bolivia y Suriname. La liturgia eucarística comenzó con el himno oficial de la JMJ, cantado por un coro del que formaban parte sacerdotes de todo el Brasil, incluidos los que evangelizan a través de la música sacra. Los cantos para la Santa Misa se escogieron a través de un concurso nacional en el que participaron jóvenes de Brasil que mandaron sus composiciones.

El sumo pontífice basó su homilía en el lema de la XXVIII JMJ : “Id y hacer discípulos a todos los pueblos” y después de recordar estos días, de vivir la fe con personas venidas de los cuatro ángulos de la tierra, afirmó que ahora llegaba el momento de transmitir esa experiencia a los demás. “Tres palabras, dijo : “Vayan, sin miedo, para servir”.

Para explicar el significado, habló a los jóvenes de haber encontrado a Cristo juntos en estos días y de haber sentido la fe, pero la experiencia de este encuentro no puede quedar encerrada en el grupo de la parroquia, del movimiento o comunidad. La fe es una llama que se hace más viva cuanto más se comparte, para que todos conozcan a Cristo, que es el Señor de la vida e historia.

Compartir la experiencia de la fe, anunciar el Evangelio es el mandato que Jesús confía a toda la Iglesia, que no nace de la voluntad de dominio y poder, sino del hecho que ha venido antes a nosotros y nos ha dado su vida para salvarnos y mostrarnos a Dios.

¿Adónde nos envía Cristo? No hay fronteras, ni límites. El anuncio no es para algunos sino para todos. No es sólo para los que parecen más cercanos, ir y llevar la buena nueva a cualquier ambiente, hasta las periferias existenciales, también a quien parece más lejano e indiferente.

En particular el Sucesor de Pedro subrayó que le gustaría que su mandato resonara en los jóvenes de América Latina porque este continente ha marcado su camino y ha dado mucho fruto. Ahora la Iglesia necesita de ustedes.

Puede que alguno piense : “No tengo ninguna preparación especial, ¿cómo puedo ir y anunciar el Evangelio?”; a lo que se refirió para explicar que el miedo de los jóvenes no se diferencia mucho del de Jeremías, que también era joven cuando fue llamado por Dios para ser profeta y que en las lecturas de hoy exclama:“¡Ay, Señor, Dios mío! Mira que no sé hablar, que sólo soy un niño”. También Dios les dice a ustedes lo que le dijo a Jeremías: “No les tengas miedo, que yo estoy contigo para librarte”. Él está con nosotros, nunca deja solo a nadie, somos enviados, sientan la compañía de toda la Iglesia, y también la comunión de los santos, en esta misión. Cuando juntos hacemos frente a los desafíos, entonces somos fuertes, descubrimos recursos que pensábamos que no teníamos.

Vayan, sin miedo, para servir. Siguiendo estas tres palabras experimentarán que quien evangeliza lleva la fuerza de Dios para arrancar y arrasar el mal o la violencia; para destruir y demoler las barreras del egoísmo, la intolerancia o el odio; para edificar un mundo nuevo. Jesucristo, la Iglesia y el Papa cuenta con ustedes.

Próxima Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia (2016).

(RV).- Antes del rezo del Ángelus, el Papa Francisco anunció el mediodía del domingo a la juventud reunida en la playa de Copacabana en Río de Janeiro, la próxima ciudad anfitriona de la JMJ.

Palabras del Papa.

Queridos hermanos y hermanas :

Al final de esta Celebración Eucarística, con la cual elevamos a Dios nuestro canto de alabanza y gratitud por todas las gracias recibidas durante esta Jornada Mundial de la Juventud, quisiera antes agradecer a Monseñor Orani Tempesta y al Cardenal Stanislaw Rylko las palabras que me dirigieron. Les agradezco también a ustedes, jóvenes, por todas las alegrías que me dieron en estos días. Llevo a cada uno en mi corazón.

Ahora dirigimos nuestra mirada a la Madre del cielo, la Virgen María. En estos días, Jesús les ha repetido con insistencia la invitación a ser sus discípulos misioneros; ustedes escucharon la voz del Buen Pastor que los llamó por su nombre y ustedes reconocieron que les llamaba (cf. Jn 10,4). ¿No es verdad que, en esta voz que resuena en sus corazones, sintieron el amor de Dios? ¿Que experimentaron seguir a Cristo, juntos, en la Iglesia? ¿Y han comprendido mejor que el Evangelio es la respuesta de una vida más plena? (cf. Jn 10,10).

La Inmaculada Concepción intercede por nosotros en el Cielo como una buena madre que cuida de sus hijos. Que nos enseñe con su vida qué significa ser discípulo misionero. Cada vez que rezamos el Ángelus, recordamos el evento que ha cambiado para siempre la historia de los hombres. Cuando el ángel Gabriel anunció a María que iba a ser la Madre de Jesús, del Salvador, Ella, aún sin comprender del todo el significado de aquella llamada, se fió de Dios y respondió: «Aquí está la esclava del Señor, que se haga en mí según tu palabra» (Lc 1,38). Pero, ¿qué hizo inmediatamente después? Después de recibir la gracia de recibir al Verbo Encarnado; se sintió responsable y marchó, salió de su casa y se fue rápidamente a ayudar a su pariente Isabel, que tenía necesidad de ayuda (cf. Lc 1,38-39); realizó un gesto de caridad, y servicio concreto, llevando a Cristo en su seno. Y lo hizo diligentemente.

Está aquí, nuestro modelo. Aquella que recibió el don de Dios, se pone en camino para servir y llevar a Jesús. Pidamos a Nuestra Señora que nos ayude también a nosotros a transmitir la fe a nuestros familiares, compañeros, amigos, a todas las personas. Nunca tengan miedo. Salgan y vayan con valentía, para que cada hombre y mujer puedan encontrar al Señor.

Querido/as jóvenes, ya tenemos marcado el encuentro para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, en 2016, en Cracovia, Polonia. Por la intercesión de María, pidamos la luz del Espíritu Santo para el camino que nos llevará a esta nueva etapa de celebración de la fe. Ahora recemos juntos.

El recuerdo de Juan Pablo II, creador de estos encuentros, sigue vivo en su tierra natal, que será escenario de la próxima JMJ, por este motivo su reliquia fue llevada al altar, junto a la imagen de la Virgen de Aparecida.

(RC, MP y GB – RV)

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