El sacramento de la unión matrimonial

Ciudad del Vaticano, 2 abril 2014 (VIS).- Francisco I ha concluido el ciclo de catequesis dedicado a los sacramentos hablando del matrimonio. Un sacramento que está en el centro del plan de Dios, de la alianza con su pueblo. Y para explicarlo ha citado el Génesis : “Dios creó a su imagen y semejanza, al varón y su mujer. Por eso, el hombre dejará a su padre y madre, se unirá a su esposa, y serán los dos una sola carne”. Estamos creados como reflejo de Dios. Y la unión conyugal, cumple esta vocación, es el signo de la reciprocidad y comunión de vida. El matrimonio es el signo de la identidad cristiana.

El Santo Padre ha recordado que en la Carta a los Efesios, San Pablo resalta que los esposos cristianos reflejan el misterio de la relación que Cristo tiene con la Iglesia, lo que significa que responden a una vocación específica considerada como su consagración. Así, gracias al sacramento, son revestidos de su misión.

Sabemos de las dificultades y pruebas por las que atraviesa la vida de los matrimonios, pero lo importante es mantener viva la relación con Dios que está en la base de la unión conyugal. Cuando la familia reza, se mantiene. Esta es la condición humana y hay que vivirla así, con sus valores cristianos y custodiarla.

En los saludos finales de la audiencia general de este miércoles, el Papa ha dedicado una palabras por la ciudad italiana de L’Aquila cuando se cumplen cinco años del terremoto que la devastó, invocando una oración por las numerosas víctimas, y encomendando a la protección de Nuestra Señora a todos aquellos que todavía viven en condiciones difíciles, animando a todos a mantener viva la esperanza de reconstrucción de las viviendas, iglesias, y patrimonio artístico, al que está vinculado el renacimiento de la zona.

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