Francisco I al Pontificio Consejo “Justicia y Paz”

Ciudad del Vaticano, 2 octubre 2014 (VIS).- El Santo Padre ha recibido esta mañana a los participantes en la asamblea plenaria del Pontificio Consejo “Justicia y Paz”, una reunión que coincide con el quinto aniversario de la publicación de la encíclica de Benedicto XVI “Caritas in veritate”, un documento clave para la evangelización social, que da valiosas orientaciones sobre la presencia de los católicos en la sociedad, las instituciones, la economía, las finanzas y la política, y que llamó la atención no sólo sobre los beneficios, sino también sobre los peligros de la globalización, que aunque haya aumentado en gran medida la riqueza, de varios estados individuales, también ha exacerbado las diferencias entre los distintos grupos sociales, creando desigualdades y pobreza en esos mismos países considerados más ricos.

Reflexionando sobre los aspectos del sistema económico actual, el Papa ha hecho hincapié en la explotación del desequilibrio internacional de los costes laborales, que afecta a millones de personas que viven con menos de dos dólares al día y que además de no respetar la dignidad de los que suministran mano de obra barata, destruye empleo en aquellas regiones en las que está más protegido. Se plantea aquí, el problema de crear mecanismos de tutela de los derechos laborales y el medio ambiente, frente a una ideología consumista, que no se siente responsable. Por otra parte, el crecimiento de la desigualdad y la pobreza ponen en peligro la democracia inclusiva y participativa, que siempre presupone una economía y un mercado que no excluya y que sea justo. Se trata, pues, de superar las causas estructurales de la desigualdad, recordando que en su exhortación apostólica “Evangelii Gaudium” señaló tres instrumentos básicos para la inclusión social de los más necesitados : la educación, el acceso a la atención sanitaria y el trabajo para todos.

En otras palabras, el Estado de derecho no debe ser desmantelado, en particular el acceso fundamental al trabajo. Esto no puede considerarse como una variable dependiente de los mercados financieros y monetarios. Es un bien fundamental por cuanto se refiere a la dignidad, a la formación de una familia, a la realización del bien común y la paz. La formación y el empleo, son elementos clave para el desarrollo y la justa distribución de bienes, tanto para lograr la justicia social, como para pertenecer a la sociedad y participar libre o responsablemente en la vida política, entendida como la gestión publica. Las ideas que pretenden aumentar la rentabilidad a costa de la restricción del mercado laboral crea nuevos excluidos, no conformes con una economía al servicio de la comunidad.

Otro problema surge del desequilibrio persistente entre los sectores económicos, la remuneración, los bancos comerciales y la especulación, las instituciones y los problemas sociales, es necesario por tanto, mantener viva la preocupación por los más necesitados. Por una parte, hacen falta reformas profundas, que prevean la redistribución de la riqueza y su soberanía, así como la universalización de los mercados libres al servicio de las familias, en el ámbito nacional o supranacional.

Por último, ha señalado que esta es la base sobre la que construir la paz tan necesaria, permitiendo superar fanatismos peligrosos, conflictos por la posesión de recursos, migraciones, hambre y pobreza, la trata de personas, e injusticias en la posesión de los bienes colectivos.

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