Vivir una Navidad cristiana

El Obispo de Roma en el balcón del Palacio Apostólico(RV).- Ante la inminencia de la Navidad, a la hora del Ángelus del cuarto y último Domingo de Adviento, el Papa recordó a los fieles y peregrinos reunidos en una Plaza de San Pedro adornada con los símbolos típicos de este período, el Pesebre y el Árbol, que la liturgia nos invita a meditar el relato del anuncio del Ángel a María. Y afirmó que al contemplar el momento en que esta sencilla muchacha de Nazareth se vuelve disponible al mensaje divino vemos los aspectos esenciales de su actitud, que es para nosotros modelo de cómo prepararse en este tiempo.

Ante todo su fe, que consiste en escuchar la Palabra y abandonarse a ella con plena disponibilidad. Y también la capacidad de la Madre de Cristo de reconocer su misión, porque ella es la que ha hecho posible la encarnación del Hijo de Dios, de forma humilde y valiente, enseñándonos, de este modo, a comprender este momento tan significativo.

Francisco I no olvidó mencionar la presencia silenciosa de San José en este misterio, cuya figura se representa siempre en todo pesebre. Y después de destacar que el don de la Navidad es la paz, que el Señor nos trae, el Santo Padre concluyó pidiendo la intercesión de la Sagrada Familia, para vivir una vida verdaderamente cristiana, libres de toda mundanidad y dispuestos a acoger al Mesías salvador.

Al finalizar su alocución ha saludado a todos los presentes venidos de varios países, a las familias, grupos parroquiales y asociaciones, en particular, refiriéndose a los jóvenes del Movimiento de los Focolares, la Comunidad Papa Juan XXIII u otras entidades italianas, sin olvidar desearles una Navidad llena de esperanza.

(MFB y GM – RV)

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