(RV).- El día después de Navidad, el Obispo de Roma volvió a la Plaza del Santuario de San Pedro, esta vez para rezar el Ángelus con los miles de fieles y peregrinos con ocasión de la fiesta de San Esteban, primer mártir de la Iglesia. Hoy rezamos de modo particular por cuantos son discriminados y perseguidsos por ser testigos de Cristo, dijo el Papa.
Y explicó que el Evangelio de esta celebración menciona las palabras del Señor a sus discípulos cuando les dice que serán odiados a causa de su nombre, pero aún así el que persevere hasta el fin se salvará, considerando que cuando envió a sus discípulos en misión, esta afirmación les ayudó a comprender que en las pruebas a causa de la fe, la violencia y muerte nunca prevalecerán sobre el testimonio de Cristo.
Asimismo, el Santo Padre se refirió a que aunque no todos somos llamados como Esteban, que tuvo que derramar su sangre para defender sus creencias, a cada cristiano se le pide ser coherente en cada circunstancia con la confesión que profesa, insistiendo en actuar con honestidad, humildad y servicio.
Por último, pidió rezar por los mártires de ayer y hoy, porque gracias a su compromiso en cada parte del mundo se reconoce y asegura la libertad de credo, que es un derecho de cada persona, y tras la oración así como bendición agradeció los mensajes o saludos navideños recibidos con motivo de estas fiestas.
(GO y CA – RV)