Fidelidad a la ley y respeto de los derechos

Ciudad del Vaticano, 6 de febrero 2015 (VIS).- El Papa recibió esta mañana en la Sala Clementina a los Prefectos (representantes del Gobierno) de varias ciudades italianas, y en el discurso que les dirigió evidenció que la tarea que desempeñan, implica una dedicación tenaz al propio deber, un profundo conocimiento de las problemáticas, unida a la responsabilidad necesaria para hacer frente a los innumerables casos que se presentan, cada uno con sus peculiaridades propias.

Francisco I recordó a los gobernadores que en estos últimos años, caracterizados por la incidencia del movimiento migratorio ligada al aumento en el mundo de conflctos violentos que tienen consecuencias trágicas para las personas y las economías de tantos países, sus competencias en esta materia son muy importantes ya que comportan la exigencia de individuar en la gestión cotidiana de las situaciones, a menudo de emergencia, una aplicación correcta de las normas que garantice, junto con la fidelidad al dictamen de la ley y de las otras disposiciones vigentes, el respeto escrupuloso de los derechos fundamentales de la persona.

En este ámbito, como en tantos otros – continuó – son muy útiles las relaciones de colaboración entre las prefecturas, las diócesis y parroquias. La Iglesia actúa en la sociedad al servicio de las personas sobre la base de las enseñanzas de Cristo, desempeñando su misión educativa y caritativa colaborando sinceramente con las autoridades del Estado para la promoción del ser humano y el bien común del país.

La obediencia a la ley y a los criterios que la fundamentan, así como la lealtad constituyen – dijo – el marco indispensable en el que llevar a cabo su función, y esa actitud favorece la asunción de responsabilidades. La crisis de autoridad que nuestra sociedad experimenta en diversos ámbitos, tanto públicos como privados, con grandes repercusiones, especialmente en la educación de las jóvenes generaciones, tiene entre sus causas la carencia de esa disposición fundamental a obedecer, escuchar, y tener paciencia. Además, este ejercicio encuentra su razón de ser y eficacia en ponerse diariamente al servicio de aquellos a los que se dirige su potestad.

Por lo tanto – finalizó – estáis llamados a poner a disposición vuestra profesionalidad, conocimientos y prudencia, sin desánimo ni pesimismo, sabiendo eso sí, que no os confrontáis con cuestiones arbitrarias sino con el rostro real de las personas, con sus problemas y esperanzas, que en estos años de incertidumbre y dificultad económica se han hecho todavía más acuciantes.

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