El Papa oficia una misa por la dignidad del trabajo

(RV).-  El Papa Francisco ofició la mañana del 1 de mayo la santa misa en la capilla de la Casa de Santa Marta. Asistieron a esta celebración algunos menores y muchachas madres, huéspedes del Centro de solidaridad “El Puente”, nacido en la ciudad italiana de Civitavecchia en 1979, acompañados por el presidente de la Asociación, el Padre Egidio Smacchia.

En el día en que la Iglesia celebra a  San José Obrero, el Pontífice precisó que el recuerdo de esta dimensión del padre adoptivo de Cristo nos remite a “Jesús trabajador” – es éste nuestro modelo – nos enseña el camino de la dignidad.

El Papa comenzó recordando que en la liturgia del día el Evangelio se refiere a Cristo como al “hijo del carpintero”. José era un trabajador y Jesús aprendió con él. De hecho, en la primera lectura se lee que Dios trabaja para crear el mundo, y este icono, afirmó el Obispo de Roma, nos dice que el trabajo es algo más que ganarse el pan.

“Quien trabaja tiene una dignidad especial”  que no nos la da el poder, dinero, o cultura, insistió el Papa, pensando en cuantos hoy, frecuentemente, no tienen la posibilidad de trabajar. Por tanto, no se puede definir “justa”, una sociedad en la que tantos no logran encontrar una ocupación, o se convierten en esclavos de  los sistemas sociales, políticos y económicos que han hecho del explotar a la persona una elección.

En el pensamiento de Francisco encontró inmediatamente lugar la tragedia de Bangladesh, donde la semana pasada más de cuatrocientas personas perdieron la vida en el derrumbe de una fábrica : hombres y mujeres que percibían 38 euros por un mes de trabajo.

Asimismo en su homilía el Papa citó a un rabino del medievo que relataba a su comunidad judía la vicisitud de la Torre de Babel, cuando un ladrillo, por error, caía, era un problema tremendo, un escándalo, porque era más importante que la persona, y esto sucede ahora.

En las sociedades actuales se ven más los balances de las empresas y el beneficio que la dignidad del trabajo. Las personas son menos importantes que las cosas que producen ganancia a los que tienen el poder político, social, económico. ¿A qué punto hemos llegado ? Hoy – observó el Papa Francisco – no podemos decir más lo que decía San Pablo: “Quien no quiere trabajar, que no coma”, sino que debemos decir: “Quien no trabaja, ha perdido la dignidad”, porque la sociedad ha despojado a esta persona. El Papa concluyó invitando a orar por todos esto/as herman/as que están en esta situación.

(María Fernanda Bernasconi – RV)

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