Juan XXIII y Juan Pablo II, canonizados por Francisco I

(RV).- Después de una mañana densa del sábado para el Papa en cuanto a conversaciones con políticos se refiere, recibió a Juan Orlando Hernández Alvarado, Presidente de la República de Honduras, al rey Alberto II y la reina Paola de Bélgica, Arseniy Yatsenyuk, Primer Ministro de la República de Ucrania y Bronislaw Komorowski, Presidente de la República de Polonia, por la tarde y noche, miles de fieles participaron en numerosas vigilas de oración en diversas iglesias de Roma, entre cantos, plegarias, adoración eucarística y confesiones.

Y este domingo, 27 de abril del 2014 son centenares de miles los peregrinos polacos e italianos, y de todas partes del mundo, que han participado en la canonización de Juan Pablo II y Juan XXIII, en una abarrotada y amalgamada Plaza de San Pedro, Vía de la Conciliación y calles aledañas en las que se ha concentrado toda la catolicidad.

La solemne y santa misa ha sido presidida por Francisco I, junto al Papa emérito Benedicto XVI quien llegó al atrio de la Basílica Vaticana alrededor de las 9.30 h y se situó entre los concelebrantes, unos ciento cincuenta Cardenales y un millar de Obispos. Han asistido, además, miles de sacerdotes, seminaristas y religioso/as, así como alrededor de un centenar de delegaciones procedentes de numerosos países. Los voluntarios han sido 26 mil junto a 10 mil contingentes del orden público, y la asistencia médica se ha concentrado en 16 puntos con 77 ambulancias a su disposición.

En la homilía de canonización el Santo Padre recordó que en el centro de este día, con el que termina la octava de Pascua, y que Juan Pablo II dedicó a la Divina Misericordia, está Cristo resucitado. El Obispo de Roma afirmó que estos nuevos santos no se escandalizaron ni avergonzaron de la cruz, porque en cada persona que sufría veían a Jesús, fueron valerosos, inspirados por la parresia del espíritu santo, y dieron testimonio ante el mundo de su fe en el Señor.

El sumo pontífice ha señalado que ambos fueron sacerdotes, obispos y Papas del siglo XX, conocieron sus tragedias, y no se abrumaron, en ellos, destacaba la fortaleza del redentor. Angelo Roncalli y Karol Wojtyla restauraron la Iglesia de su tiempo según la tradición de los santos a lo largo de los siglos, y fueron guías espirituales al servicio del pueblo de Dios.

Al finalizar la eucaristía y antes de rezar el Regina Coeli, Su Santidad ha saludado a los presentes en la Plaza de San Pedro y en las calles circundantes, ha agradecido la presencia de los cardenales, obispos, sacerdotes, las delegaciones oficiales de los diferentes países, y las autoridades italianas, que han venido a rendir homenaje a los dos pontífices que han contribuido de forma indeleble a la causa del desarrollo de los pueblos y de la paz.

También, se ha dirigido a los peregrinos provenientes de las diócesis de Bérgamo y Cracovia, y les ha animado a honrar la memoria de los dos nuevos santos continuando con sus enseñanzas. Asimismo, ha dado las gracias a la diócesis romana, al cardenal Agostino Vallini, al ayuntamiento de la ciudad, al alcalde Ignazio Marino, y las diferentes organizaciones y asociaciones que han preparado estos memorables días, así como ha mostrado su gratitud por la labor de los medios de comunicación, y no se ha olvidado de los ancianos y enfermos.

Al finalizar, el Santo Padre ha rezado a la Virgen María, y después ha dado la vuelta a la Plaza de San Pedro y ha recorrido la Vía de la Conciliación en Papa móvil para bendecir y saludar a quienes han participado en este acontecimiento histórico.

(María Fernanda Bernasconi – RV)

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