Firme compromiso contra la violencia de género

Ciudad del Vaticano, 23 de abril 2015 (VIS).- El arzobispo Bernardo Auza, Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas intervino el pasado 15 de abril en el debate abierto por el Consejo de Seguridad sobre la violencia de género.

Las mujeres – dijo el prelado – sufren la brutalidad de la guerra, y además se ven sometidas a una agresión extremadamente degradante y traumatizadora cuyas repercusiones son duraderas, tanto física como psicológicamente. Todos conocemos las terribles consecuencias, porque son violadas y convertidas en objeto de comercio, obligadas a la prostitución y aterrorizadas en su indefensión, medios que persiguen y están concebidos para degradarlas y deshumanizarlas.

El nuncio recordó que en el último año esta situación se ha caracterizado por una mayor serie de atrocidades en diversos conflictos bélicos y por parte de grupos terroristas como Boko Haram, o el proclamado estado islámico en Irak y Siria. Y cabe decir, que muchas agresiones se deben a la fe que profesan las mujeres, lo que supone una gran preocupación para las de Religión cristiana, que son objeto específico de estos abusos. Por tanto, se requiere el compromiso común de todas las confesiones y gobiernos, para prevenir o condenar con fuerza estos actos atroces, además de proteger a las personas amenazadas.

La Delegación de la Santa Sede apoya por tanto los procesos indicados por la Secretaría General de la ONU que son esenciales para garantizar investigaciones puntuales y documentación, procedimientos coherentes o rigurosos, análisis constantes y buscando responsabilidades. De este modo, ante las causas fundamentales de cualquier tipo de violencia, hay que sostener los esfuerzos para facilitar servicios legales, médicos y sociales adecuados a cada una de las víctimas, a los testigos y supervivientes, además de sus familiares.

Gracias a la presencia local permanente de la Iglesia católica – explicó el Arzobispo – en las zonas del mundo más afectadas por esta tragedia, una red de instituciones y organismos católicos responden de modo rápido y eficaz a la hora de hacer frente a este contexto de dificultades. Sin embargo, es siempre doloroso ver que algunos continentes siguen promoviendo en este marco, la interrupción voluntaria del embarazo, lo que contradice la misión de paz y seguridad de las Naciones Unidas, que termina formando parte de las mismas violencias que pretende combatir. Por tanto, es importante que en cada estado miembro la justicia se traduzca en todos los ámbitos.

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