La vida cristiana y su esperanza de salvación

(RV).- Francisco I, esta mañana, en la Misa en la Casa de Santa Marta insistió en que no debemos perder la esperanza. El Santo Padre inició su homilía deteniéndose en un pasaje del Libro del Profeta Isaías, el de la consolación de Israel. El Señor, se acerca a su pueblo “para darle paz”.

La Iglesia ha tenido siempre la idea, y no se cansa de repetirlo, de que el hijo de Dios salvará a su pueblo y lo resucitará. Recordamos las últimas palabras de José a sus hermanos: ‘Cuando el Señor los visite, lleven mis huesos con ustedes’. Esta es la esperanza de Israel que tiene dos dimensiones que es importante subrayar. Cuando Cristo se acerca, y nos da esperanza. Un don que es la verdadera fortaleza en la vida cristiana.

Pero, cuando un cristiano pierde la esperanza, su vida deja de tener sentido. Es como si estuviese delante de un muro infranqueable. En cambio, Jesús es ‘como un pastor, Él apacienta su rebaño, lo reúne y guía con cuidado’. En el Evangelio, lo dice : “Así es la voluntad del Padre, que no se pierda ni uno solo”.

Ésta, “fue la principal labor de Jesús” en los cuarenta días entre la Resurrección y Ascensión, acercarse a los discípulos de Emaús, los apóstoles, María Magdalena, y concederles la gracia de no perder la esperanza de salvación.

(RC – RV)

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