La misión entre los indigenas Rarámuri – Pagótuame

Iglesia Viva.

(RV).- La comunidad educativa Tamujé Iwigara, “Nuestro aliento de vida” presenta este viernes 4 de octubre en el Foro Instituto de Ciencias de Guadalajara, México, un concierto en beneficio de la educación en la sierra Tarahumara, para recabar ayuda y difundir la presencia olvidada del acontecer de los pueblos originarios, aquellos que pueblan la porción de la Sierra Madre Occidental que atraviesa el norteño Estado de Chihuahua en México.

La identidad del Pueblo Rarámuri, “los de pies ligeros”, al que muchos identifican con el nombre de Tarahumara, desde la perspectiva del jesuita misionero, el padre Javier Ávila, infatigable promotor de los derechos de los pueblos indígenas y fundador de la Comisión de solidaridad y defensa de los Derechos Humanos en Chihuahua, propone para la descripción de este noble pueblo al escritor Santiago Tejedor Calvo en su libro “Amara. Un viaje tras las pisadas del pueblo Rarámuri” (México). Allí, entre quebradas y desfiladeros, viven ‘los de pies alados’, ‘que caminan veloces’, un grupo indígena hermético y misterioso.

En 1601 llegó el primer misionero jesuita, Pedro Méndez, a la zona que hoy conocemos. Ingresó por la región de los chínipas. Tres años después, el padre Juan Fonte entró por Balleza, en la parte meridional. El trabajo de la Compañía de Jesús en este lugar se vería interrumpido.

En 1638 se reanudó la actividad misionera y durante el siglo XVIII se logró un avance en 22 misiones, estos indígenas se reconocían como bautizados, es decir, como rarámuri-pagótuame. Sin embargo, los jesuitas fueron expulsados de los territorios de la Nueva España en 1767.

Posteriormente, fue atendida entonces por los padres franciscanos. En 1857 estuvieron a cargo los sacerdotes diocesanos de Durango y a finales del siglo XIX vinieron a la sierra los padres josefinos.

Los jesuitas regresaron en 1900. Muy importante es destacar que en 1974 se revisó la planeación pastoral de la Misión de Tarahumara, la opción por el mundo indígena y los esfuerzos misioneros por acercarse a la cultura y lengua de las comunidades, los llevaron a enraizarse en la vida rarámuri.

Comisión de solidaridad y defensa de los derechos humanos en el estado de Chihuahua.

El Padre Javier Ávila, S.J. trabaja desde hace 38 años por la tutela, defensa y promoción de los derechos indígenas, cuya legislación sea estatal o gubernamental que les afecta, muchas veces y de modo arbitrario es redactada sin contar con la participación directa de ellos en su elaboración, y sin conocer las necesidades o realidad cultural que les caracteriza. La acción de este organismo humanitario que actúa en el norte de México, sigue las siguientes directrices:

– Promoción de los pueblos indígenas, documentación y denuncia sobre violaciones de los derechos humanos que se presentan en el estado de Chihuahua e incidencia en su ejercicio a través de propuestas legislativas, políticas públicas y reforma constitucional, así como la canalización de casos particulares para su defensa.

– Capacitación de comités y grupos pastorales en la diócesis de la Tarahumara, en comunidades y municipios que trabajan en la gestión de proyectos de desarrollo local.

– Fortalecimiento institucional de la Comisión, con el fin de obtener la solidez necesaria para generar los resultados e impactos consistentes, pertinentes y adecuados con la continuidad necesaria.

– Procesos de sensibilización y conocimiento de las condiciones de las minorías más vulnerables, a través de los medios de comunicación, como de espacios diversos, con el fin de fortalecer la lucha por la justicia.

(PLJR – RV)

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